4/27/2011

Comme d'habitude

En orden, de 'alantepatrás' en el tiempo, primero vino Claude François, este de aquí y cantando así:


Cuentan que murió electrocutado. La cosa fue que estaba en la bañera. La luz que tintinea, juega ella a luces y sombras. Se enciende. Parpadea. Se apaga, y a los diez segundos vuelve a iluminarse. El cantante mira hacia arriba y ve en el techo apagarse la única bombilla del baño, colgando de un cable pelado. Al fondo, la puerta de la habitación entreabierta (como no podría ser de otra manera en esta historia) -recibirá la visita de alguien-, suena lejano el timbre del teléfono, un largo tono monótono que no logra sacarlo del ensimismamiento lumínico.Tiene el hábito de no responder cuando lo interrumpen, cuando duerme, cuando lee y come al mismo tiempo. Así que lo deja sonar como el que escucha llover desde el salón de casa, seco y confortable, sin la urgencia de salir corriendo a descolgarlo porque alguien te vaya a contar que a Fulanito le han detectado un cáncer. Está pensando de nuevo en que la letra apenas exageraba la lentitud del tiempo, el desamparo de las esquinas solitarias, o las grisáceas tardes de domingo en que ni un mal libro te saca del hastío.
Ella supo que iba a ser la mejor canción que le compusieran jamás.
Mojado, quiso enroscar la bombilla, pero tocó el cable con su dedo más meñique. Hasta los pelos de la espalda sintieron el latigazo.
Luego vino otro con la voz siempre en el tono de los contrabajos malditos que han sonado toda la noche, cargados de humo y algún que otro gin. El traje que ni pintado, casi mejor que Cary en Con la muerte en los talones, y lo cantó así (con la adpatación de Paul Anka):

Luego han venido tantos otros, versionantes microfonistas en mano que le iban dando un toque más acorde con la década que les había tocado sufrir, a veces pop, a veces lánguido y superficial. Teclead en el yutube y los hallaréis a patadas, multiplicados porque ya alguien los tocó como pan o peces de una charca nauseabunda.