11/28/2008
La metamorfosis, de Kafka.
¿Es que nunca te has levantado "bicho"? ¿Acaso anoche, mientras veías tal vez una película de Woody Allen -¿Manhattan?-, nadie te dijo que tenías cara de "bicho raro", y te removiste incómodo frente a los dos ojitos incisivos? Cualquier mañana de éstas te levantas y en lugar de dos ojos tienes uno, y en medio de la frente; o dos antenas filarmónicas te han crecido en la cabeza, y un caparazón oscuro y sólido no te deja dar la vuelta en la cama, balanceándote como un columpio que juega al sí y al no, al sí y al no, como en el poema de Gerardo Diego. Al personaje de La metamorfosis, de Kafka, (no la de Ovidio) le sucede un tanto así: raro, marginado, existencial. Cualquier mañana de éstas de este otoño-invierno, no hace falta vernos las extremidades coeleópteras ni el solo ojo en mitad de la frente, basta únicamente sentir que no soportamos el mundo sobre nuestra espalda, que el trabajo que tenemos es apesadumbrado, triste, gris, que nos estamos volviendo irreales a base de conformismo y soledad. Entonces, la literatura juega sus dados y nos devuelve, en cien paginitas inolvidables, la esencia del ser humano.
Ahí os lo dejo, en dos vídeos de youtube que condensan la historia bastante acertadamente.
Sería obvio decir que el libro es insustituible. Que el libro está en la biblio. Que el libro os está esperando. ¿Empiezas a sentirte "bicho"?
La metamorfosis, de Kafka: parte 1ª:
Y también la 2ª parte:
Y, para los ciberlectores, os dejo un enlace donde podéis encontrar el libro y leerlo al completo.
La metamorfosis, de Franz Kafka.
'El retrato de Dorian Gray', según Charo, seguido de un anexo de David Perea.
Es una historia fantástica que muestra el peligro de los propios deseos oscuros y más íntimos de una persona si éstos se hicieran realidad. Su composición se estructura en dos partes bien diferenciadas, según lo comprobamos al conocer al personaje y su evolución hasta el culmen de la historia.
11/24/2008
José Saramago: 'Ensayo sobre la ceguera'
Juguemos por un momento al juego de “Y si fuese ciego”, e intenta no tropezar, no caerte, no tumbar jarrones con flores de plástico o vasos llenos de agua hasta el borde. O sírvete uno para ahogarte la sed. Tropiézate, cáete, y ten la entereza de levantarte, luego, del suelo. Pero… ¿y si todo un pueblo, toda una ciudad, y todo un país, repentinamente se volviese ciego, no viera más que una cortina blanca o una luz enceguecedora? ¿Qué harían nuestros maestros, nuestros médicos, nuestros policías, nuestros políticos si también ellos están ciegos? ¿Qué sería de nosotros sumidos todos en un mundo donde nadie ve absolutamente nada? La metáfora es luminosamente bestial, si pensamos, más allá del argumento, que la ceguera no es hoy física, sino el estado vital del ser humano que no ve, más allá de sus narices, cómo está su propio hermano. La pregunta te la planteo yo a ti: ¿cabe lugar para una historia de amor, para algo de comunicación humana, de cariño, de afecto, en un mundo desorbitado?
«Y si fuese ciego, soñaba que cerraba y abría los ojos muchas veces, y que, cada vez, como si estuviera regresando de un viaje, lo estaban esperando, firmes e inalterables, todas las formas y colores, el mundo tal como lo conocía. Por debajo de esta certidumbre tranquilizadora percibía, no obstante, la agitación sorda de una duda, tal vez se tratase de un engaño del que forzosamente despertaría más pronto o más tarde, sin saber, en aquel momento, qué realidad le estaba aguardando.[…] Y si abro los ojos y veo, se preguntaba, todo él dominado por una ansiosa esperanza. La mujer se le acercó, Pobre, qué te ha pasado, preguntaba compadecida mientras desataba el vendaje. Entonces él, con todas sus fuerzas, deseó ver a su mujer arrodillada a sus pies, allí, como sabía que estaba, y después, ya seguro de que no iba a verla, abrió los ojos. Vaya, has despertado al fin, dormilonazo, dijo ella sonriendo. Se hizo un silencio, y él dijo, Estoy ciego, no te veo.»
José Saramago: Ensayo sobre la ceguera.