1/28/2010

Rebelión en la granja, por María Almendro


H.G.Orwell ha realizado una historia sobre una granja donde hay muchas variedades de animales (cochinos, caballos, vacas y otras muchas), que forman una rebelión para librarse de la esclavitud y sobre todo de los seres humanos.
En esta novela hay una moraleja, donde se explica que los humanos y los animales no tienen tanta diferencia, tal cómo se explica al principio de la novela. Esta moraleja trata sobre la felicidad de todos los seres vivos. Al principio de la historia hay un líder y unos oprimidos: el líder es feliz mientras los oprimidos o trabajadores están muy tristes. Los trabajadores están ya cansados de aguantar al líder, y hacen una rebelión donde consiguen echar al líder y quedarse ellos con la granja. Al final de la novela se dan cuenta de que son todos iguales y no tienen tanta diferencia.
En la novela también se explica que los animales terminan siendo igual que los humanos, que hay una clase alta y otra clase baja. Los cerdos son la clase alta. Las gallinas, caballos, vacas, etc. son la clase baja. Los cerdos son bastantes mandones, incumplen mucho las reglas y después de todo mandan al cerdo de menos valor a cambiar las normas para no tener problemas. Mientras la clase baja de animales es más responsable y trabajadora.
Conclusión: esta novela es entretenida, y puedes aprender muchos modales sobre cómo tratar a la gente.

                                                                                MARIA ALMENDRO, 3º ESO, A.

Tres sombreros de copa, por Ana López




Dionisio es un hombre humilde que se va a casar con Margarita, una chavala tímida, fea pero rica. Repentinamente, Dionisio conoce a Paula en el hotel que se hospeda. Don Rosario era el dueño de ese hotel, no muy limpio y no le gustaba quitar los objetos que se le olvidaban a las personas que se alojaban en su hotel.
Paula trabajaba en un circo y también era humilde como Dionisio, aunque a él no le importaba en lo que Paula trabajara. Ella era muy simpática, divertida y no tenía suerte con las parejas.
Mientra yo leía esta obra de teatro, me daba cuenta de que la obra me hacía reír, pues no había muerte ni la muerte rondaba a los personajes.
                                         Ana López, 3º ESO, A.



1/14/2010

Mañana no será lo que dios quiera


Como la vuelta da muchas vidas, entre ciudad e isla me ha caído a las manos un libro del poeta Luis García Montero sobre el poeta Ángel González, o sea, un libro de un poeta de un poeta. Amigos íntimos, se citan en un bar de Oviedo y mientras un cielo gris da paso a las luces de la ciudad y una garúa fina constante limpia el asfalto, las calles, las fachadas, los dos poetas conversan, se retratan con las palabras, escriben sus biografías, sobre todo la de los años anteriores a la Guerra Civil, y también los de la sangrienta contienda, y los de la década, ya puestos, hambrienta de los años cuarenta.
"Llegó también la guerra un mal verano.
Llegó después la paz, tras un invierno
todavía peor. Esa vez, sin embargo,
no devolvió lo arrebatado el viento.
Ni la lluvia
pudo borrar las huellas de la sangre.
Perdido para siempre lo perdido,
atrás quedó definitivamente
muerto lo que fue muerto."


Siempre me interesó averiguar cómo Quevedo se río de buena gana con el hombre "a una nariz pegado", refiriéndose al narisísimo de Góngora, y que éste se llevara a matar con aquél, y que se zancadillearan con cada verso que escribían. Y la mora Zaida esconde a Elena Osorio, cuando Lope (el Fénix de los ingenios) le está derramando amor del de verdad, del que entraña odio, engaño, frustración, dulcísimo veneno en aquel su romance amoroso y despechado. Recorrer así los versos, los poemas, entendiendo la anécdota de la que surgió me ayuda a ver a los poetas más humanos, más carne y hueso y menos tinta sobre papel blanco. Ésa es la biografía en este libro de Á. González, de García Montero, y sus versos surgidos por la pasión o por el odio, la mujer o la guerra:

"Estos poemas los desencadenaste tú,
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
Son dones del azar o del destino,
que a veces
la soledad arremolina o barre;
nada más que palabras que se encuentran,
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
y hacen un ruido melodioso o triste,
lo mismo que dos cuerpos que se aman."

Mañana no será lo que dios quiera, editorial Alfaguara.
Ángel González. Antología de la poesía para jóvenes, editorial Alfaguara.