8/09/2011

El amor infortunado

Abunda en cuevas cavernas
pasadizos secretos o soñados
alcantarillas desagües obstruidos
pozos desiertos grietas
sombras o esquinas desdibujadas
laberintos sin sonido
de piel resbaladiza y porosa
de moral abyecta
y ruinas amontonadas
desperdicios del arrabal
secos relojes de pared parados
aspira y se alimenta
del calor de las fábricas abandonadas
de la materia gris del cerebro
de la llovizna de tierra estival
de la suciedad acumulada en las uñas
es el amor de las pensiones baratas
con sus muebles apolillados
el de las bombillas esqueléticas que penden en techos cancerosos
es el amor de los que mueren de hambre de cuernos de invierno
es el amor de las puertas truncadas
al que le debemos colgar el cartel de se traspasa

3 comentarios:

El clan de los irlandeses dijo...

El cántabro aire te sienta fetén. Sigue escribiendo estos hermosos poemas, que son la criptonita del siroco.

Valle dijo...

Cabría desinfectar, limpiar, encarecer, desapolillar, alimentar, revivir, recuperar ese infortunado amor? O no sería lo mismo?

Unknown dijo...

¿A qué precio, Valle querida, a qué precio hace uno tarea titánica semejante? Quizá mejor que le parta un rayo, lo calcine definitivamente y empezar de cero con otras penitencias y otros penitentes. Se traspasa.
Lametazos antuanescos.